La victoria electoral de Donald Trump en los recientes comicios estadounidenses sin dudas que ha abierto en un panorama mundial que se mueve entre la incertidumbre y la esperanza, esto último referido, exclusivamente, a la posibilidad de que el próximo inquilino de la Casa Blanca pone en práctica su discurso anti bélico que apunta a la finalización de conflictos armados.
En particular, el ex presidente ha prometido abordar con seriedad el fin de la guerra en Ucrania, iniciada a raíz de lo que Rusia define “operación militar especial”, lo que trata de esconder con un eufemismo la realidad de una ocupación de otro país.
El republicano ha puesto manos a la obra en esa dirección, al designar un próximo enviado especial para Ucrania y Rusia, quien va llevará la encomienda clara de explorar todas las vías para terminar la guerra.
Sin embargo, es un escenario en el cual Estados Unidos no está solo, pues tiene a sus aliados europeos de la OTAN, algunos de ellos abiertamente guerreristas, sin tomar en cuenta que su actitud regresaría a Europa a los escenarios del siglo XX con las dos guerras mundiales, las cuales se desarrollaron casi enteramente en suelo del viejo continente.
Aunque hay que resaltar que el verdadero peso específico de la alianza atlántica lo tiene Estados Unidos, quien traza el camino a seguir por donde se irían sus aliados europeos.
De modo que, si el designio de Trump es explorar seriamente los escenarios para terminar con el conflicto, probablemente sus aliados de Europa no harían otra cosa que seguirle los pasos, por muy antirruso que se presenten.
No hay que olvidar que Trump no es muy amigable con la OTAN, lo cual demostró durante su administración pasada, cuando incluso amenazó con hacer explosionar la alianza si no saldaban las cuentas pendientes con los Estados Unidos por concepto del mantenimiento del bloque militar.
Por otro lado, en cuanto a la incertidumbre, el mundo está pendiente de lo que ocurrirá a partir del 20 de enero de 2025 con las relaciones comerciales del país norteamericano y otras naciones.
En principio, el señor Trump ha amenazado con aplicar fuertes aranceles a China, México, Canadá y la Unión Europea, lo que ha disparado las alarmas a nivel global por lo que eso implica en términos de impacto en el intercambio comercial que sería alborotado por Washington.
Sus socios comerciales del tratado del norte, Canadá y México, han advertido sobre los efectos adversos de esas medidas, no solo para esos dos países, sino para el propio Estados Unidos.
Hay que esperar que las amenazas arancelarias del presidente Trump no se hagan realidad.
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