Eduardo Jorge Prats se enreda con “defensa ética” en el tema legal de la segunda mayoría

Por Frank Núñez
Redacción/elCorreo.do
Quienes por años han dado seguimiento a la trayectoria profesional del jurista Eduardo Jorge Prats habrían reaccionado sorprendidos con el artículo que publicó en las páginas de opinión del periódico Hoy de este viernes en el que hace severas críticas a la decisión del Senado de la República de otorgar la segunda mayoría de la Cámara Alta al Partido Fuerza del Pueblo (FP) basada en que nueve de sus miembros se identifican con esa organización por encima de los tres que representan de viva voz al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), entidad que ocupó el segundo lugar en las elecciones celebradas este año para escoger las nuevas autoridades.
Un lector medianamente acucioso notará, de entrada, que el abogado en ninguno de los once párrafos de su artículo “La Fabricación de una Mayoría”, invoca las leyes establecidas al respecto, y se sumerge en un mar de consideraciones éticas y morales que hasta hace poco parecieron no interesarle, si repasamos sus posiciones cuando legisladores de bancadas contrarias traicionaban las de sus partidos y dirigentes para volcar su apoyo a modificaciones constitucionales para restablecer la reelección del gobernante de turno. Por algo el jurisconsulto recibió contratos millonarios por sus servicios y asesorías en la pasada administración del Presidente Danilo Medina.
La “defensa ética” de Jorge Prats trae el movimiento del alacrán, que al decir de su veterano colega Euclides Gutiérrez Félix, tiene el veneno en la cola. Lo único que contrario al comportamiento del incisivo arácnido, que no tiene nada de autodestructivo, el articulista termina enredado con la misma cola de su discurso y trayectoria. Con un preámbulo de ocho párrafos en los que refiere una expresión de Winston Churchil según la cual “la política hace extraños compañeros de cama”, para seguir con el Juan Bosch del exilio en 1959 criticando el maniqueísmo de los que dividen los políticos entre “buenos y malos”, rechazando el pragmatismo de que “el fin justifica los medios” y oponiéndose al injusto criterio de que “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”, hasta concluir con las precisiones de Max Weber sobre la ética como conducta fruto de la convicción y lo que respecta a la responsabilidad.
Jorge Prats no dice las fuentes de donde extrajo las citas, pero por los conceptos que encierran podríamos deducir que la del estadista inglés y premio Nobel de Literatura la tomó de la obra La Dinastía Churchill, del periodista John Pearson, la de Bosch de Trujillo: Causas de una tiranía sin ejemplos y la de Weber de La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo. Este detalle no sorprende tanto como el hecho de que el talentoso abogado haya estructurado su “defensa ética” sin invocar ningún código legal, ni siquiera referir alguna jurisprudencia.
Los que hoy coinciden políticamente con el autor de “La Mayoría Fabricada” pregonan que quienes se van a otros partidos después de ganar posiciones en las boletas diferentes cometen lo que llaman “transfuguismo”. Tal acusación la enarbolaron esos mismos sectores con el objetivo de inhabilitar al ex presidente Leonel Fernández tras abandonar al PLD para participar en las elecciones como candidato de la FP y otras organizaciones, con denuncias de fraude en las primarias del partido morado.
Ayer como hoy, ninguno de los alegatos se basó en ley alguna sino en puras presunciones, aunque nadie llegó al extremo de sumergirse en el proceloso mar de la moral y la ética en política. Ni Churchill, ni Bosch, ni Weber fueron abogados, por lo que nadie podría exigirle, como Jorge Prats, que hablen con las leyes en las manos.
El veneno en la cola
Tras los ocho párrafos de citas el jurista Jorge Prats concluye en lo que parece ser el espíritu de su “defensa ética”, hacerle graves advertencias al gobernante Partido Revolucionario Moderno (PRD), organización nacida del viejo Partido Revolucionario Dominicano (PRD), casa original del articulista. El mismo lo explica: “decimos todo lo anterior porque al criticar que un partido en el poder entre en una insólita alianza política no todos lo hacen porque sea la coalición de un bueno y un malo sino porque se traiciona la voluntad popular y a la militancia de un partido cuando se renuncia irresponsablemente al poder conferido por los electores y se abdica al deber de hacer realidad un programa, contribuir a la conformación de las Altas Cortes y órganos extra poder y dejar una impronta y un legado por el cual mucha gente adherida como militante o simpatizante de ese partido luchó”.
La “insólita alianza” con “una mayoría artificial donada” o “mayoría usurpada” que Jorge Prats le atribuye al gobernante PRM en beneficio del opositor FP pondría “en peligro la gobernabilidad de la Nación, crítica en tiempos de crisis socioeconómica. Le advierte al PRM que es “probable que el partido con mayoría fabricada instale sus hombres en el poder, imponga su agenda, desencante tanto a circunstanciales votante como a fieles militantes del partido gobernante y termine erosionando su apoyo popular”.
Habría que investigar si en estos tiempos de globalización, decretado hace tiempo el fin de las ideologías, al PLD, hoy liderado por Danilo Medina y presidido por Temístocles Montás, le agrade el comentario de que la supuesta alianza revela “desconocer que el partido desalojado del poder es de una exitosa estructura leninista que se fortalece en la depuración”. Ya veremos.
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