Colaboración/elCorreo.do
PERSPECTIVA: La política exterior que han venido ejerciendo los diversos Gobiernos de la República Dominicana que les ha correspondido en las últimas dos décadas dirigir los destinos de la nación, han sido determinantes en la significativa transformación que experimenta el país en cuanto a su nivel de desempeño en el escenario internacional, interpretando de forma eficiente el mandato Constitucional cuando dispone que la política exterior la traza el presidente de la república y ejecuta el Ministerio de Relaciones Exteriores. Por cuanto, la nueva visión que se está promoviendo para el servicio exterior dominicano es el resultado de los aportes acumulados en materia de política exterior, producto de los cambios político, social y económico que enfrenta el mundo y por consiguiente son determinantes para la reorientación diplomática del Estado dominicano.
Durante los últimos veinte años el Estado dominicano construyo una visión de política exterior más activa, rompiendo con el modelo anticuado y aislacionista que caracterizo la época de Guerra Fría, el país hoy promueve una diplomacia competitiva y dinámica, capaz de impulsar el intercambio comercial, la inversión extranjera y el turismo renglones que constituyen un desafío para el Gobierno en su propósito por adecuar y profesionalizar el ejercicio diplomático contemporáneo, de ahí que la política exterior dominicana este hoy se fundamenta en reconocer la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solidaridad y cooperación internacional.
La historia de la diplomacia dominicana refleja que la Secretaria de Estado de Relaciones Exteriores en sus inicios no se concibió como una institución determinada a asumir sus atribuciones con la solidez que otrora demandaba el país para el ejercicio de una política exterior, de hecho, era a través de un mandato presidencial que se delegaba su competencia a otras instituciones gubernamentales, elemento que de alguna forma impide a los historiadores poder identificar una política exterior específica en función de las necesidades que el país enfrentó en algún contexto histórico determinado, debido a que las actuaciones diplomáticas estaban plenamente comprometidas a las coyunturas políticas del momento, no a una planificación en función del interés público de cara al futuro que nos proyectáramos para el momento.
Es de tomar en cuenta que fue durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo que la República Dominicana intenta por primera vez enarbolar una política dirigida a promover el país en el exterior, propuesta que por la naturaleza del régimen no buscaba en primer lugar posicionar la República Dominicana en el contexto internacional de la época, más bien se caracterizó por manipular la realidad nacional en su propósito de favorecer la permanencia y reconocimiento internacional del dictador.
Más adelante, superados después de muchos años los traumas de la dictadura, y sobre todo en un ambiente político determinado por el comportamiento de los mercados internacionales, la República Dominicana en 1993 consigue participar de forma activa en el comercio mundial, incorporándose a los mecanismos previstos de la Ronda de Uruguay y el CARICOM. Sin embargo, es preciso destacar que es a partir del año 1996 durante el primer Gobierno del doctor Leonel Fernández que la República Dominicana comienza a asumir un papel decisivo en el orden político internacional, redefiniendo con criterios de Estado una nueva política exterior y el accionar eficiente del país ante los diversos foros y organismos internacionales.
La política exterior dominicana hoy está enfocada en fortalecer el intercambio con los países de la región latinoamericana, destaca las buenas relaciones diplomáticas con los Estados Unidos producto de la importancia que reviste para los dominicanos el comercio y la migración. Haití también se constituye en un punto elemental para la diplomacia dominicana, la coexistencia como países limítrofes condiciona el mantenimiento de un diálogo permanente entre ambos Estados. Por consiguiente, la cooperación y ayuda humanitaria en favor del pueblo haitiano reviste una importancia significativa para el Gobierno dominicano debido a la compleja situación política, económica y migratoria existente en el vecino país. La relación entre los dos países generalmente está condicionada por factores de carácter interno que continuamente se producen en Haití debido a su inestabilidad política, elementos que de alguna forma determinan la tendencia diplomática que se asume frente a Haití.
La República Dominicana ante el mundo, se ha comprometido con promover y garantizar un futuro determinado por el desarrollo de los pueblos, la paz mundial y el equilibrio político, por lo que estamos abocados como país a introducir los cambios que requiere una política exterior de calidad, capaz de dar respuestas a los desafíos que a nivel internacional nos enfrentamos, rompiendo con el aislacionismo que caracterizo al país, estamos llamados a rescatar experiencias como la del Foro de la Diplomacia en el año 2015 promovido por el Ministerio de Relaciones Exteriores con el que la diplomacia dominicana vuelve a experimentar los cambios fundamentales, durante este evento se evaluaron las fortalezas y debilidades del Ministerio de Relaciones Exteriores y se mejoró el funcionamiento de la institución de cara a las nuevas perspectivas que determinan los nuevos tiempos.
Una nueva política exterior debe dotar a la República Dominicana de un ejercicio diplomático moderno, priorizando la inversión económica, imagen país y protección de la comunidad dominicana en el extranjero, reiterando su compromiso ante la comunidad internacional de preservar los derechos humanos y la cooperación entre los Estados, sobre todo en temas sensibles como: migración, turismo, comercio, cultura, protección del medio ambiente, lucha contra las drogas y crimen organizado.
El autor es diplomático, político y abogado
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