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Danilo Medina: el campeón de los bonos soberanos

REDACCIÓN/ELCORREO.DO

SANTO DOMINGO: Los facultativos de la política económica han puesto la mirada en la orientación que ha hecho el país hacia la financiación internacional a través de las emisiones masivas de bonos soberanos. Esto así por la importancia que revisten los mismos en las variables macroeconómicas país. Tal situación es relevante por su impacto en el Presupuesto de Ingresos y Gastos Públicos, en particular en lo que concierne a la política fiscal y el endeudamiento público, lo cual es una expresión de cómo se percibe la situación económica del país.

Los bonos soberanos llaman la atención de los economistas porque estos son un instrumento de deuda que utilizan los gobiernos recurriendo a los mercados financieros internacionales ya que en esencia se trata de un título que indica un monto que se ha prestado, la tasa de interés acordada y los periodos de cobro del mismo. Pero resulta que, si las tasas de interés son cada vez más altas, también es más caro tomar deuda y es una señal de que se percibe un mayor riesgo de impago sobre esas obligaciones y cuyo periodo de vencimiento de este tipo de instrumentos es de 10 años, por lo que se considera como un instrumento de largo plazo.

Es en tal contexto que, si un país emite un bono soberano a 10 años y que paga interés entre un 9% y 12%, esto significa que los demandantes o inversionistas de estos instrumentos van a requerir un mayor pago por poner su dinero en los bonos que ha colocado en los mercados de deuda ya que representan un mayor riesgo de que el país no pague. Tales criterios responden a que se pueden producir fuertes cambios en la política económica, crisis, problemas financieros, cambios en la perspectiva de la evolución de la economía y hasta las elecciones pueden tener impactos en el movimiento de estos valores.

Es importante precisar que la colocación de bonos soberanos en los mercados financieros internacionales afecta la composición del gasto público al modificar los compromisos de pago del servicio de la deuda, cambios en el valor de los bonos soberanos que suelen estar asociados a ampliaciones o restricciones del espacio fiscal y el tipo de políticas económicas que se vuelven necesarios dependiendo del contexto de cada país. El costo de la deuda sobre todo es importante en países con pequeñas economías abiertas y sobre todo en países en vía de desarrollo que suelen tener una mayor dependencia del ahorro del resto del mundo para financiar inversiones.

El enfoque expuesto acerca de lo que representa la emisión de bonos soberanos permite establecer que el país emisor de estos instrumentos de financiación ha de considerar de manera cautelosa el entorno macroeconómico predominante. No obstante, son varios los países, en especial de América latina, que han optado por recurrir a la obtención de recursos financieros por esta vía y no recurrir a los organismos financieros multilaterales con la finalidad de tener mayor holgura en el manejo de los mismos y no someterse a las fuertes disciplina que establecen los organismos multilaterales.

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Muchos consejeros económicos financieros de los gobiernos auspician esta forma de obtener recursos frescos bajo el argumento de que no se someten a la rigidez de políticas de ajustes que son impopulares. Sin embargo, tal decisión en el fondo lo que engendra es indisciplina fiscal y hasta auspicia el flagelo de la corrupción, ya que muchos gobernantes apelan al uso indiscriminado de la misma, promueve políticas públicas de corte populista e infla el crecimiento económico de forma ficticia, lo que puede generar perturbaciones en la economía.

En Republica Dominicana se recuerda que el gobierno de Hipólito Mejía realizó una emisión de bonos soberanos por el orden de US$500 millones de dólares en septiembre del 2001 y luego una segunda emisión por US$600 millones de dólares. En ambos casos su impacto trastornó el curso de la economía ya que su objetivo era la reelección. La economía dominicana colapsó por el fuerte recalentamiento que terminó destruyendo la actividad económica e interrumpiendo el crecimiento y la estabilidad macroeconómica.
En el marco de la recuperación económica post crisis se empaquetaron los bonos del 2001 y del 2003, para realizar una emisión que garantizara la sostenibilidad fiscal de la economía, así como cambiar el perfil y los plazos. En ese contexto se logró una disciplina fiscal impresionante y vigilada por el acuerdo Stand By con el FMI que finalizó en el primer trimestre del 2011.

En la historia económica contemporánea, en República Dominicana nunca se había registrado una frecuencia de emisión de bonos soberanos como ha ocurrido durante el periodo 2013-2020, o sea que en los últimos 7 años el país no había registrado tantas emisiones que comprometen las finanzas públicas por los próximos 10 años. Ese trofeo se lo lleva el saliente presidente Danilo Medina, el cual deja el país hipoteca por la década completa en virtud de los plazos y las tasas que se comercializaron dichos instrumentos.

Las emisiones frecuentes de bonos soberanos, en una alta proporción, sustentaban el crecimiento de la economía dominicana y cubrían el déficit presupuestario, pero colocaban a la economía dominicana en una situación muy frágil. En adición, cuando la pandemia del Covid-19 hizo presencia en el país ya la economía presentaba sus signos vitales con dificultades.

Esta situación, unida al deterioro de los indicadores de la deuda pública, coloca a la Republica Dominicana ante un escenario de vulnerabilidad y altos riesgos, el cual tiende a profundizarse por el hecho de que el nuevo gobierno está obligado a endeudarse más, en el entendido de que el espacio fiscal es muy precario.

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