Redacción/ElCorreo.do
SANTO DOMINGO: Debido a la euforia de la victoria y la depresión de la derrota política que se vive actualmente en el país, a lo que se le agrega el terror de la pandemia del coronavirus, se observa un borrón mental de cómo se realizará la ceremonia de juramentación de las nuevas autoridades, el próximo 16 de agosto.
Contrario al protocolo a seguir en una situación normal, cuando sólo se calcula cuántos invitados especiales vendrán a tan solemne acontecimiento, incluyendo jefes de Estados o de Gobiernos, representantes de organismos internacionales y de instituciones nacionales, entre otros, en esta oportunidad la pandemia de coronavirus obliga a la formulación de interrogantes.
La principal es si los encargados de montar la actividad deciden realizarla en el Salón de la Asamblea Nacional y correr el riesgo de que uno, dos, tres o más de los asistentes resulte infectado del covid-19.
Consultores en asuntos constitucionales precisan que no necesariamente la ceremonia de inauguración de un nuevo mandato tiene que realizarse en la sede central del Congreso, “porque el Congreso no es el local, sino los congresistas”.
Al respecto recuerdan que el presidente Juan Bosch prestó juramentación en la explanada frontal del edificio, con sus invitados colocados adecuadamente para participar en el evento, sin que se perdiera la solemnidad del acto.
También citan la reunión de la Asamblea Nacional realizada en el fragor de la contienda de abril de 1965, para elegir al renunciante coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó de su rango militar e inscribirse en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), como sustituto del presidente Bosch.
Esa Asamblea fue tan legítima como las que se han realizado en el local legislativo del Centro de los Héroes cuando se ha requerido una decisión conjunta de senadores y diputados.
La propuesta en esta ocasión es que los participantes en la juramentación del presidente constitucional Luis Abinader, la vicepresidenta Raquel Peña y los nuevos y siguientes legisladores, guardar la distancia física requerida, para evitar el contagio del virus covid-19.
En ese sentido se ha sugerido la adecuación de lugar de los estadios Quisqueya u Olímpico, los que ofrecen espacio más que suficiente para proporcionar la sensación de seguridad a los convocados de que no resultarán afectados por el peligroso virus.
La ceremonia
Cumpliendo el mandato constitucional, cada 16 de agosto del año electoral en el que escogen las autoridades nacionales, las que reciben una circular de parte de la dirección de protocolo de la institución, en la que se les recuerda que la indumentaria a utilizar debe ser blanca (traje blanco, camisa blanca, corbata negra, zapatos y media negros).
El acto de juramentación está pautado para las 10:00 de la mañana, pero a partir de las ocho se espera empiecen a llegar los legisladores y pasadas las nueve los invitados especiales y diplomáticos.
El equipo de protocolo estará integrado por 39 empleados del Congreso, más otras comisiones que son enviadas desde el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Presidencia. Justo a la hora convocada llegará el Presidente y se rendirán los honores militares con una salva de 21 cañonazos.
El salón donde se celebra la asamblea tiene una capacidad para recibir a unas 625 personas, 496 en la planta baja y 129 en la planta superior.
Están convocados 190 diputados y 32 senados, más los familiares del presidente a juramentar, los invitados especiales, entre estos mandatarios, diplomáticos y funcionarios.
La primera fila del auditorio, exactamente los extremos (derecho e izquierdo), está destinada para familiares del mandatario. Primero su esposa y, en este caso, sus hijas, y después sus padres y hermanos.
En el pódium superior se sientan los presidentes saliente y entrante, siendo este último juramentado en el cargo por el presidente del Senado en su calidad de presidente de la Asamblea Nacional, quien junto a su par de la Cámara de Diputados, vicepresidente de la Asamblea, tiene asiento, lo mismo que los vocales de la augusta.
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