
Colaboración/elCorreo.do
PERSPECTIVA: Con cuotas importantes del Gobierno bajo su control, Hipólito Mejía debe sentirse como pez en agua en la actual coyuntura política, porque el presidente Abinader le ha dado herramientas para que se considere en el poder, que no es un jarrón chino y que mantiene su vigencia, que es algo a lo que la segunda figura del PRM no renuncia.
Todo habría de ir bien, hasta tanto los pasos, movimientos y “amarres” políticos—internos y externos—de un Hipólito hiperactivo y calificado de “atípico” no pongan en juego la gobernabilidad y la propia autoridad del jefe del Estado. Mejía, que en una rara visita en la transición a Medina en Palacio y luego a Euclides envió una mala señal, parece haber entendido que, para cualquier proyecto político a futuro para un pupilo o familiar suyo, ya no para él, su principal aliado debe ser Luis, no Danilo y lo que queda del PLD (¿).
Contrario a la posición coincidente de Abinader, del doctor Fernández y de la mayoría de la sociedad sensata del pais, de que la próxima Junta Electoral no sea producto de un “reparto” político ni allí se lleve a figuras con claras colindancias partidarias, crecía la idea-sospecha de que Hipólito apadrinaba a su ex vocero Eddy Olivares para presidir el órgano electoral, incluso con el sorpresivo visto bueno del grupo recién salido del poder.
La lectura de esto último no sería otra que la del PLD meter una cuña entre el gobernante y Mejia, buscando agriar las relaciones armónicas que hoy manejan. Más aun, circuló la especie de que el exmandatario y segundo del PRM buscaba hacer ”un trabajo” entre los partidos aliados en el pasado proceso, lo que implicaría sustraerle parte de la base de sustentación política del jefe del Estado.
Esto, como lo de imponer una Junta (sería su Junta), significaría una doble derrota política que dejaría mal parado al presidente. No puede ser, el costo político sería muy alto. Porque un Hipólito con influencia en las Fuerzas Armadas, en Agricultura, en Bienes Nacionales-CEA, en el Banco Agrícola, el Ayuntamiento del Distrito y con “su Junta”, entre otras cosas, sería una voz alta en demasía, y hasta un peligro(?).
Pero Mejía parece que entró en reflexión, y escribió y comunicó que se acoge a la posición de Luis y línea oficial de su partido, de no “reparto” y no gente con clara militancia partidaria en la JCE. ¿Es solo una jugada? Con su salida inesperada, despeja de ruidos innecesarios e inconvenientes al PRM y al Gobierno, al tiempo que le ofrece un servicio a la unidad y a la institucionalidad del país. Porque una mayoría votó por “un cambio”, no por lo mismo, o sea, nunca por riesgos a trampas y a traumas (¿).
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