Aparente defensa de Carmen Imbert hunde más en el descrédito la actual JCE; revela descontrol abortadas elecciones de febrero

Redacción/elCorreo.do
SANTO DOMINGO: El escenario escogido para desahogarse por la miembro titular de la actual Junta Central Electoral (JCE), Carmen Imbert Brugal, parece que no fue el más adecuado, al hacer público detalles de lo ocurrido antes y después de ser suspendidas las elecciones municipales del 16 de febrero pasado, pero sin abandonar el cargo.
Imbert Brugal reveló este lunes ante la comisión senatorial que la evalúa haber entregado una carta al órgano electoral, denunciando que “la arrogancia y la autosuficiencia (no identifica quién o quiénes) fue lo que causó la suspensión de las elecciones municipales de febrero de este año”.
Sostuvo que la tarde del 15 de febrero ese problema se presentó en Mao y San Francisco de Macorís y los secretarios de esas demarcaciones, sí pudieron resolverlos porque lo que pasaba era que no cargaba la información.
“Me mortifica la falta de comunicación e información que ha tenido el país en torno a aquello que ocurrió el 16 de febrero”, señaló.
Dijo que en ningún momento se enteró de lo que sucedía con respecto a los fallos ocurridos en la carga de las boletas electrónicas, debido a que estaba supervisando los municipios que se le fueron asignados.
“El 15 de febrero yo regresé a la JCE absolutamente convencida del éxito del voto automatizado, porque vi todos los equipos instalados correctamente tanto en el barrio Cienfuegos y el Teatro Nacional de Santiago”, afirmó Imbert.
Juicio político
Aseguró que al día siguiente a la suspensión de esos comicios, se produjo en el país lo que ella cataloga como un “juicio político”, que se les realizó a los miembros de la JCE durante nueve horas.
Este diario digital recreó hace dos semanas un artículo de la doctora Imbert Brugal publicado el 22 de abril pasado en el periódico Hoy, en el cual ella trataba de poner distancia del desastre de febrero, y que ha servido de materia prima para que otros medios aborden un tema que en su momento pasó inadvertido, a pesar de su gravedad. La magistrada aseguraba entonces que los miembros de la JCE estuvieron al margen de lo acontecido, una admisión que denota el desorden gerencial que estuvo a punto de provocar un conflicto de una envergadura imprevisible.
En ese lapso, dijo, que tanto los integrantes de la misión de la OEA como los técnicos de la junta sí lo sabían y pretendían resolverlo como se hiciera en otra región que presentó el mismo problema.
“La suspensión de las elecciones fue solicitada por los líderes políticos y los delegados, para esto se votó tres veces y no fue a unanimidad, fue un pleno extrañó y ampliado porque ahí estaban ciudadanos de la sociedad civil con observaciones apocalípticas”, amplió.
Agregó que incluso la comisión evaluadora entrevistó a uno de ellos (de la sociedad civil al que tampoco dijo de quién se trata) “nos dijo que iban a incendiar la JCE si no aceptaban lo que ellos exigían”.
Siguiendo su relato de lo acontecido, dijo que a las 7:18 de la mañana después de que se dejó abiertas las elecciones, se le realizó una llamada al presidente de la Junta, Julio César Castaño Guzman, para (solicitarle) que suspenda las elecciones.
Destacó que en el momento de producirse la llamada telefónica se encontraban presentes “representantes de la Organización de los Estados Americanos y los delegados de todos los partidos menos de los grandes”.
Terrible y traumático
En su exposición justificativa para que se mantenga como miembro titular de la JCE, Imbert Brugal catalogó como terrible y traumático todo el proceso de cancelación de las elecciones y que hasta el momento siguen esperando la explicación de quienes siguieron en el proceso sin poder.
Señaló que el 15 de marzo se realizaron unas elecciones que calificó de exitosas, permitiendo que el 24 de abril pudieran juramentarse en sus puestos los y las 158 alcaldes y alcaldesas, así como los 235 directores municipales.
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