Colaboración/elCorreo.do
PERSPECTIVA: La gran mayoría de nuestros paisanos que viven en otras naciones trabaja como bueyes tirando carretas o arados. Diferente a como muchos piensan en RD, esa gente no vive en el lujo, ni nada parecido. Es más, tal vez, sufre más que nosotros aquí. Con ingresos de subsistencia, deben pagar religiosamente, sin mancar, los servicios básicos y los impuestos; dormir poco, aguantar el más terrible frío y calores sofocantes; toda suerte de dificultades acentuadas para acceder a servicios de salud de calidad y la nostalgia de la ausencia.
El dinero que envían a su gente aquí es, sin embargo, pilar fundamental de la estabilidad económica que los gobiernos nuestros celebran por todo lo alto, pero, a ratos, sin retribuir ni siquiera aprecio.
Según el Instituto de los Dominicanos y las Dominicanas en el Exterior (Index), adscrito al ministerio de Relaciones Exteriores (Cancillería), solo en Estados Unidos viven 2 millones 094 mil 222 dominicanos o de origen dominicano.
El Banco Central estima que en 2022 RD recibiría remesas por 10 mil millones de dólares. En 2021 los ingresos por ese concepto ascendieron a 10,402.5 millones. Nos salvan.
Así que deberíamos celebrar cualquier esfuerzo que el Gobierno haga para devolverles aun sea una pizca de lo mucho que ellos hacen por nosotros. Sin mezquindad. Sin importar el inquilino del Palacio de la Moisés García.
Y ahí encaja la oportuna apertura de oficinas del Seguro Nacional de Salud (Senasa) en Nueva York, New Jersey y Philadelphia. Esa idea debe concretarse dondequiera que haya compatriotas: el resto de EE.UU., en Europa, Asia, América, Caribe, África.
El Senasa es una institución pública sólida, con prestigio, por su nada fortuita calidad en los servicios a través de sus planes contributivo, subsidiado y complementario. Es una construcción.
Siempre ha contado con buenos gerentes, como Altagracia Guzmán, Chanel Rosa y Mercedes Rodríguez y ahora Santiago Hazim, así como talentosos técnicos. Y es humana. No abandona a pacientes.
Carezco de dudas sobre lo útil que el Senasa será para los hermanos y las hermanas que viven en Estados Unidos, pues, a menudo viajan a su tierra para demandar los servicios de salud locales porque les resultan menos caros.
He visto al cónsul en NY, Eligio Jáquez, activando en esa dirección. Y con él, a la compueblana Ramona Almonte (Monín), quien estudió Comunicación en la UASD, pero es apasionada, primero del Partido Revolucionario Dominicano, y ahora del Revolucionario Moderno. Trabajólica y leal, como pocos. Lo sé. Tremendo aporte. Ojalá no desmayen. A menudo, son muchos los obstáculos para quien quiere servir desde el Estado. Y el desencanto aflora.
Los colaboradores y las colaboradoras con aptitudes y actitudes jamás deberían abandonar su misión, aunque, por momentos, el mar luzca proceloso, desafiante, irresistible.
La gran comunidad dominicana en el extranjero necesita motivación permanente.
El gobierno que preside Luis Abinader (2020-2024) debe mantener su atención en el Senasa para que crezca cada día más con calidad. Mantener la vista hacia allá, hacia los no presentes por fuerza mayor. Acompañarles en su vía crucis. Y agradecerles.
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