Redacción/El Correo
¿Qué impacto sobre el resultado electoral del domingo pueden tener las fuertes críticas del Departamento de Estado al desempeño del Gobierno en diversos aspectos?
Y más aún: ¿Cómo incidirá ese informe en los comicios presidenciales del 17 de mayo, tomando en cuenta que los dominicanos se guían mucho por “lo que piensen los americanos”.
Son preguntas que circulan hoy en el ambiente político y mediático, dada la relevancia que tienen esos informes sobre el acontecer de los países que analiza, máxime cuando, como en el caso dominicano, se emite en una fecha tan cercana de unas elecciones.
Aunque la agencia del Gobierno estadounidense suele emitir las evaluaciones entre los meses de marzo y abril, por coincidencia en esta ocasión se ha producido en el tercer mes del año cuando en la República Dominicana está en marcha un proceso para unos comicios que debieron celebrarse hace un mes, lo que abre la posibilidad de que incida en la decisión de los que aún están indefinidos.
El informe de 2017 fue emitido el dos de marzo y el de 2018 el 21 de abril. En esos años no había procesos electorales en marcha.
A los analistas llama les atención ese detalle, tomando en cuenta que el Gobierno de Estados Unidos suele valerse de sutilezas más a menos disimuladas que pasan inadvertidas para el ciudadano llano, no así para las élites políticas y económicas de la nación.
Un observador consulta refirió a www.elcorreo.do su impresión de que la publicación del informe, aunque no haya sido la intención, deja colar un meta-mensaje que puede ser captado con facilidad.
Para nadie es un secreto que la Administración del presidente Donald Trump no se ha sentido a gusto con el Gobierno de Danilo Medina, luego de que la República Dominicana estableció relaciones plenas con China.
Fue evidente ese malestar cuando el Departamento de Estado llamó a consulta a la recién designada embajadora Robin Berstein, aunque después se dio la apariencia de una normalidad. Una normalidad que está lejos de la verdad.
Para otro analista consultado, Washington tiene sus códigos en materia de relaciones exteriores y las cosas no siempre se dan cuando se esperan sino cuando a los Estados Unidos cree conveniente.
El establecimiento de relaciones con China, dejando atrás 70 años de nexos con Taiwán, cayó en Washington como una pedrada en un ojo, y el informe aparentemente rutinario de este año no puede estar desvinculado.
Como tampoco puede verse desconexión entre ese paso trascendental de vincularse diplomáticamente con el gigante asiático y la llamada del secretario de Estado, Mike Pompeo, al presidente Medina en julio del pasado año, cuando en medio de los más fervorosos aprestos para la modificación constitucional, ese telefonazo hizo desmontar los planes.
Al comentar el informe, el canciller Miguel Vargas lo calificó de no se corresponder con la verdad, ya que, en su opinión, en materia de derechos humanos la República Dominicana puede exhibir un respeto absoluto, reconocido incluso por agencias internacionales.
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